motivación (y II)

Pedazos de mierdas todos, ésto que os pongo sale mañana en LA VOZ, el último articulo de opinion de la temporada y va por ustedes... putas todas...


Que nos quiten lo ‘bailao’

Tic tac, tic tac... Se acerca el momento de la verdad. Me voy preparando para la tensión que se va a vivir en Jerez en las próximas horas. Dejo la acreditación de prensa al lado, me la quito, y no me queda más que escribir con el corazón medio enfermito ya del hincha xerecista. Me pongo en el lugar de los que, mientras escribo estas líneas, en pocas horas se van a meter en un tren o en un autobús. Olé tú, como diría más de uno. Envidia cochina que me da, sobre todo porque, siete meses después, comienzo a disfrutar de esto que llaman Primera División.
Y lo hago a pesar de aquellos que ya en enero decían que la miel no estaba hecha para la boca del asno, que íbamos a pagar la novatada, que superaríamos al Sporting en cuanto a menos número de puntos conseguidos... Para ellos, un mojón como el sombrero de un picaor, como dice Luis Lara páginas atrás.
De todos esos me río y me paro para acordarme de los que cada noche me esperan para hacerme ver lo bonita que es esta profesión, los que cuando llego a casa no paraban de preguntarme si nos íbamos a salvar o los que en la mesa de un bar –lo que esta noche iré a buscar en caso de lograr este segundo ‘ascenso’– debatían si llegábamos a Pamplona con vida.
Del que aparcaba el ‘curro’ en mitad de la tarde para ir a Chapín o el que se hacía más de 500 kilómetros para venir desde Granada directamente al estadio. Del que arrancaba de una tarde solada a su novia, que a pesar de ser portuense, ya es más xerecista que yo, que me crié a 200 metros de Chapín, del que competía por la mañana con la bici a cuestas y roto no se perdía el partido, a pesar de la derrota, o del que se escapaba de Madrid
De todos esos y de los que ahora están leyendo estas letras. Del que acaba de llegar a Pamplona y de ls que hemos sufrido teclado mediante la remodelación de Chapín. De todos esos me tengo que acordar, porque ahora me río. Me río y lo tengo claro. Señores, que nos quiten lo ‘bailao’.